Weismann hizo un
experimento para demostrar que los caracteres adquiridos no se heredan.
Cortó la cola, nada más nacer, a veinte generaciones sucesivas de ratones de laboratorio, unos 1512 ratones, y comprobó que continuaban naciendo con la cola igual de larga que sus primeros antepasados. Esto convenció a muchos científicos de que la hipótesis de que <<los caracteres adquiridos se heredan>> no era cierta.
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